Los expertos urbanísticos coinciden que el lugar en el que se fundo la ciudad y puerto de Mazatlán, no era él mas apropiado. Por el contrario, los terrenos sobre los que originalmente se asentó la ciudad, carecían de las condiciones elementales que pudieran garantizar la supervivencia saludable a cualquier núcleo poblacional.
Con una superficie irregular, entre cerros y largas extensiones de esteros salobres cubiertos de manglares y erizos, saturada de lagunas hediondas llenas de insectos y alimañas, la ubicación de la ciudad dejaba mucho que desear.
Sin fuentes permanentes de suministro de agua y con una vegetación escasa, tal pareciera que de todos los lugares propicios para que se fundara una ciudad, Mazatlán era el sitio menos indicado.
No obstante, el descubrimiento de múltiples yacimientos mineros en la región Sur de Sinaloa y en la área serrana hacia el estado Durango, concretamente en las cercanías de las comunidades de Cósala, Concordia, Rosario, Panuco y Cópala, trajo consigo la imperiosa necesidad para los dueños de esos fundos mineros de contar con un lugar apropiado en el que pudieran embarcar su rica y copiosa producción de metales preciosos y que a la vez les permitiera el desembarcar toda clase de implementos que necesitaban para la optima operación de sus minas. A continuación se muestra más a detalle los diferentes sucesos del agua potable en Mazatlán…